
“Era algo que lo veía venir a lo lejos, vi las alarmas, vi las banderas rojas. Se lo dije, se lo pedí, se lo imploré. Le dije que el trato de su novio no era el adecuado y que no debía estar con él. Pero bueno, así son los chicos y no ven el peligro que vemos los padres”. Esa es la primera reflexión que hace a Infobae Pablo López, un publicista de origen boliviano, apenas unos pocos días después de enterarse de que Matilda Lily, su hija de 18 años, fue asesinada violentamente en la residencia estudiantil en la que vivía en el barrio porteño de San Telmo y que justamente el principal acusado del crimen es la pareja de la chica. El peor de sus temores se confirmó y no pudo evitarlo.
Fuentes policiales indicaron a este medio que el hecho ocurrió el sábado pasado cerca de la medianoche, en un edificio ubicado en la calle Defensa al 323. De acuerdo con lo primeros datos de la investigación, la víctima cayó al asfalto desde el balcón de su habitación del segundo piso.
Tras un llamado al 911, al lugar llegaron agentes de la Comisaría Vecinal 1D, quienes observaron a Matilda tendida sobre la cinta asfáltica y con un sangrado visible en la cabeza, aunque todavía con signos vitales. Por eso, fue inmediatamente trasladada en una ambulancia al Hospital Argerich, en el barrio de La Boca. Pese a los esfuerzos de los médicos, la joven murió un día después.
En la unidad en la que residía la víctima se encontraba también su novio, un joven argentino identificado como Nahuel Castillo Corminola, quien vivió durante casi toda su vida en la ciudad boliviana de Tarija. Fue en Bolivia, donde los jóvenes se conocieron y comenzaron a salir.

El joven presentaba arañazos en la espalda, presumiblemente ocasionados por Matilda como acto para defenderse de los ataques de su novio. En el lugar, los detectives entrevistaron a vecinos de otros departamentos, pero ninguno dijo haber escuchado alguna discusión previa al hecho.
El caso quedó a cargo del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Nº5, cuyo titular es el juez Manuel de Campos, quien en ese momento calificó el expediente como tentativa de homicidio, ya que Matilda no murió en el acto, así como la inmediata detención de Castillo Corminola y la intervención de Policía Científica. Con la muerte de la joven, la carátula cambió, por ahora, a homicidio. Según dijo el padre a Infobae, va a hacer todo lo posible para que el caso sea investigado como femicidio.
Los últimos cinco días de Pablo -con domicilio en la ciudad de Cochabamba- han sido una odisea interminable y marcada por la tragedia. El fin de semana pasado, cuando le avisaron que su hija había tenido un accidente, se encontraba en la ciudad de Washington. Casi de inmediato, tomó un avión a Buenos Aires, aunque en ese momento no sabía completamente lo que había pasado.
El último contacto que había mantenido con Matilda había sido el sábado, cuando la joven le pidió plata para poder comprar entradas para una fiesta. Después de eso nunca más habló con ella.
“Mi hija está estudiando desde principios de año acá. Ella estaba saliendo con un chico que realmente no era el candidato ideal, pero nunca pensé que le haría algo tan grave. El día sábado ella tenía una fiesta. Pensé que no me atendía más porque estaba de fiesta y los chicos se olvidan del celular, pero al pasar un día y medio, empecé a ponerme muy nervioso y mandé a alguien a averiguar a la residencia donde ella vivía y pasó lo peor”, relató Pablo a este medio.

“Me dijeron que había sido empujada por el novio del balcón luego de una pelea y que estaba internada. Tenía muerte cerebral y no había nada que hacer. Nadie me lo dijo hasta que llegué porque estaba de viaje y no querían que viajara con esa carga, con esa angustia de saber que estaba muerta. Cuando llegué acá, me dieron la noticia”, sostuvo.
En su diálogo con este medio, Pablo dio cuenta del vínculo tóxico que mantenía Matilda con Castillo. Apenas arribó a Buenos Aires, el papá de la víctima, fue de inmediato a la residencia para hablar con el encargado. Si bien el hombre no le aportó muchos datos, sí le comentó que hubo algunos incidentes y peleas entre la pareja.
“Me comentó que eran varias veces las que este chico protagonizaba discusiones fuertes con mi hija. De hecho, en las anteriores residencias donde ella vivió, porque fue cambiando de lugar hasta encontrar un lugar que a ella le gustaba, parece que se le metía, la obligaba para que lo dejara quedarse a dormir y le impedía un poco relacionarse con los demás chicos”, relató.
“La espiaba en la facultad, viendo a ver si hablaba con alguien o no hablaba con alguien. La obligó a darle su WhatsApp y monitorear los mensajes desde su computadora”, añadió Pablo.
La relación entre ambos comenzó hace poco más de un año en Bolivia. La idea inicial de Castillo era venir a Buenos Aires a estudiar Derecho en la Universidad del Salvador y como a Matilda siempre le gustó la Ciudad y todo lo relacionado con la cultura argentina, decidió también venir a estudiar Diseño Audiovisual en la UBA. Ambos viajaron al país.

“Él vivía en la casa de su tía y Mati vivía donde yo lo había dejado, en una residencia estudiantil. Pero bueno, hablando con el encargado de esta última donde ocurrió el hecho, me dice: “Se mudaron juntos”, algo que yo ignoraba por completo. Obviamente, Mati no lo decía para no estresarme porque yo no lo podía ver al chico este», contó el padre.
Según dijo, su hija pagaba la mayor parte del alquiler. “Por eso tampoco le alcanzaba la plata a mi hija. Empecé a entender muchas cosas y por qué no le estaba alcanzando el dinero. Me pedía plata tan seguido y se ve que también la utilizaba en ese sentido“, reveló.
Pablo recordó a su hija como una joven muy talentosa, aficionada al cine y con una gran capacidad para escribir. Contó que tenía muchos sueños y proyectos, pero que por su relación con Castillo se aisló de “prácticamente todos” en Buenos Aires. “Le encantaban los gatitos”, recordó. Su hermano mayor, que vive en Uruguay, viajó también a Buenos Aires. Fue el último en verla con vida, internada en el hospital. Él llegó sí a despedirla.
Por ahora, el cuerpo de la víctima permanece en la Morgue Judicial y todavía no se lo entregaron a la familia. Pablo comentó a Infobae que buscará algún tipo de asesoría legal, apoyo de algún colectivo de mujeres que luchen contra la violencia de género y que por su cuenta, tratará de dar con conocidos de su hija para conocer más detalles de la relación.

Pero especialmente buscará a la joven que vivía en la habitación lindera a la de Matilda en San Telmo para ver si escuchó algo la noche del crimen. De acuerdo con lo que supo, la posible testigo ya se fue de la residencia.
“No entendía cómo no había podido generar todavía un buen grupo de amigos, relacionarse con chicos argentinos. Era justamente porque el tipo este la aislaba muchísimo. Me comentó que tenía un par de amigas en la facultad de los grupos de trabajo. No sé quiénes eran, las voy a ir a buscar porque algo deben saber”, adelantó.
Por lo que supo, el presunto asesino está detenido todavía en la sede de la Comisaría y desconoce si ya declaró. Voy a ir al juzgado para saber qué avances hubo. Espero que esto se le agregue el agravante de femicidio», sentenció.



















