Dos hombres caminan por la calle de un barrio cualquiera del Conurbano bonaerense. Lucen camisas blancas de mangas cortas. Corbatas oscuras y llevan maletines. En sus camisas tienen una identificación con su nombre. Parecen extranjeros. Van apurados. La escena fue vista muchas veces durante la década de los 80 y 90. Cuando alguien intentaba conocer algo de esas personas que por su vestimenta no encajaban con los vecinos de la zona, la respuesta era simple: “Son mormones”.
En realidad son misioneros/integrantes de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (IJSUD) cuya sede central está en Salt Lake City, Utah, Estados Unidos. Se los conoce como los mormones.
La Iglesia de los Santos de los Últimos Días cumple 100 años en Argentina y en América del Sur y es por eso que como parte de las celebraciones se programó una gira del Coro del Tabernáculo. Según la Real Academia Española la palabra “tabernáculo” tiene tres acepciones que son las siguientes: “Sagrario donde se guarda el Santísimo Sacramento”; “Lugar donde los hebreos tenían colocada el arca del Testamento” y “Tienda en que habitaban los antiguos hebreos”. En este caso la palabra tabernáculo refiere al lugar donde suceden los conciertos del coro y la orquesta que lo acompaña.
El coro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días ofreció su primera función en agosto de 1847 y allá lejos y hace tiempo su nombre era otro. Se llamaba Coro del Tabernáculo Mormón. En 2018 cambió su denominación y desde entonces se lo conoce como Coro del Tabernáculo de la Manzana del Templo.
Lo cierto es que la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días tiene algo más de 490.000 fieles en la Argentina, distribuidos en 730 congregaciones, según la información disponible en su página web. Y es por eso que Buenos Aires será sede de tres actuaciones del reconocido coro que, por ejemplo, ha ganado premios Emmy y Grammy.
En agosto próximo llegarán a Buenos Aires en dos aviones rentados para la ocasión tanto los cantantes del coro como los músicos que los acompañan, los productores y quienes dirigen el grupo. Suman 533 personas. Fue por ello que con mucha anticipación las autoridades de Iglesia de los Santos de los Últimos Días tuvieron que reservar también un hotel porteño casi en su totalidad. Los cantantes y los músicos son voluntarios y son integrantes de la Iglesia.
Habrá en Buenos Aires tres funciones en el mes de agosto próximo. La primera será una de gala en el Centro Cultural Kirchner ahora llamado Palacio Libertad y las otras serán dos conciertos en el Movistar Arena. En el repertorio hay música religiosa, música popular y en cada país que dan un concierto suman a intérpretes locales. Las autoridades de la Iglesia consultadas por Infobae no pueden confirmar aún qué argentinos o argentinas acompañarán al coro en la presentación. La anterior parada de la gira mundial del coro llamada “Canciones de Esperanza” fue Perú y la siguiente, meses después de su paso por Buenos Aires, será Brasil.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días posee una gran cantidad de fieles alrededor del mundo y, también, un enorme poderío económico producto de donaciones y el diezmo que entregan los feligreses. Y en este momento está en medio de una controversia por el anuncio de la construcción de un enorme templo en parte de una manzana de la zona céntrica de Buenos Aires.
Tiene varios templos en el país, el más relevante está ubicado en Ciudad Evita, La Matanza, provincia de Buenos Aires. Inaugurarán en los próximos meses otro en la ciudad de Bahía Blanca, que fue devastada por un temporal, y en diversos lugares de la Argentina. Esta semana anunciaron el inicio de la obra en una manzana que desde hace algún tiempo está en desuso.
Mediante un comunicado la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días explicó que va a construir un templo en en la superficie disponible en la manzana comprendida por la avenida Córdoba, San Martín, Reconquista y Viamonte que fue adquirida hace unos años.
El terreno comprado por los mormones es lindero al solar histórico donde se levanta la iglesia de Santa Catalina de Siena y el monasterio que lleva el mismo nombre. La manzana de la controversia se ubica en el barrio de San Nicolás y en el límite con Retiro. Allí se instaló, en 1745, el primer monasterio para mujeres de la ciudad de Buenos Aires para albergar a las monjas catalinas. Luego se construyeron la iglesia y el Monasterio, ambos declarados Monumentos Históricos Nacionales. Con el paso del tiempo se loteó la manzana y varios de los terrenos fueron adquiridos por privados, que les dieron diferentes usos: se construyeron edificios y también un estacionamiento.
Hace dos años, cuando caducó la concesión del estacionamiento, el predio quedó vacío y se transformó en un un espacio apetecible para desarrolladores inmobiliarios.
Había un reclamo vecinal para que ese lugar fuera una plaza. Según explicó la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días :“ El 60 % del terreno será destinado a espacio abierto al público con jardines, arbolado y acceso peatonal y será acompañado por una plaza verde de 3,625 metros cuadrados”.
También hicieron saber que: “El proyecto contempla un corredor peatonal que conecta la avenida Córdoba con la calle Viamonte, que servirá de zona de amortiguación y protección a la iglesia Santa Catalina de Siena”. Es que el lugar que compraron los mormones puede poseer restos arqueológicos de relevancia para reconstruir la historia que permanece escondida bajo la tierra. Y las excavaciones deben realizarse con las precauciones necesarias para proteger la zona.
El proyecto está a cargo BMA que está considerado uno de los principales estudios de arquitectura de la Argentina. Las iniciales responden a los apellidos de sus fundadores, los arquitectos Martín Bodas, Rodolfo Miani y Axel Anger. Según fuentes de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, “está garantizado, por la calidad del estudio, que durante la construcción se cuide el patrimonio de Santa Catalina de Siena”.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días tiene todos los permisos solicitados para construir el templo. Solo falta la aprobación de las autoridades pertinentes de la Ciudad de Buenos Aires.
