
El miércoles por la noche, y desde Chile, Mauricio Macri aseguró que el PRO “está más vivo que nunca” y que tendrá un candidato propio en las elecciones presidenciales de 2027. La frase del exmandatario, antes de reunirse con Javier Milei, anticipó un proceso interno que reclama un sector del partido amarillo tras los comicios para redefinir la relación con La Libertad Avanza.
“Se trata de dejar de lado la ambigüedad que tuvimos hasta ahora, porque la conducción del partido eligió ser ambigua; es una discusión que tiene que ser cuánto antes, y esperamos una convocatoria por parte de Macri antes de fin de año”, señaló a Infobae un importante dirigente del PRO de la primera hora.
Una pregunta que circula entre los chats reservados, pero que aún nadie quiere explicitar, es si el acuerdo electoral que compartieron el PRO y LLA en más de 10 provincias y en la ciudad de Buenos Aires tiene fecha de vencimiento. Es decir, dirimir si ser un anexo a LLA o una oposición dialoguista, pero oposición al fin.
Esta semana hubo un asado en la sede de la calle Balcarce, en el que participó, entre otros, el diputado electo Fernando De Andreis, y en el que se aseguró: “Ahora comienza una nueva etapa en el partido, tenemos que estar preparados para dar la discusión y trabajar mucho”.
En el búnker amarillo, además, daban por hecho el movimiento que ejecutó la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, para retirar a sus diputados del bloque PRO en el Congreso, pero generó malestar el momento del anuncio: horas antes del encuentro con Milei en la quinta de Olivos.
Hay voces contrapuestas. Muchas de ellas se manifestaron antes y también después de las elecciones. Diego Santilli, uno de los grandes ganadores de los comicios, por ejemplo, sostuvo la necesidad de “mantener y reforzar” la alianza con los libertarios. En cambio, Ignacio “Nacho” Torres, gobernador de Chubut, fue explícito antes de reunirse con el presidente Javier Milei en Casa Rosada.
“El PRO es oposición, puede ser responsable, que apoye las medidas que necesite la Argentina, y cuando no compartimos alguna medida que atente contra los intereses de la Nación, lógicamente podamos defenderla”, planteó.
En las últimas horas, la exgobernadora bonaerense María Eugenia Vidal hizo su propia reflexión sobre el resultado electoral: “Sentí muchas emociones encontradas. La primera, el alivio de saber que el lunes no iba a volar todo por el aire, que el dólar iba a estar estable, que había una segunda oportunidad de continuar reformas de cambio, que esa inestabilidad que vivimos no había llegado para quedarse. En segundo lugar, un poco de tristeza. No ver una boleta amarillo PRO en la mayor parte del país me dio cierta tristeza”.

A su vez, señaló que “el PRO tiene que ser alternativa, una alternativa fuerte e independiente”. Y concluyó: “Aun con la diferencia que el presidente sacó en esta elección, la segunda fuerza del país sigue siendo el kirchnerismo. Y como dijo el ministro de Economía, mientras el kirchnerismo sea la alternativa, va a ser muy difícil que muchos de adentro y de afuera decidan invertir, por más cambios que hagamos. Necesitamos saber que la Libertad Avanza tiene alternativa, que no es el único camino y que esa alternativa es racional, es seria, es profesional, que no va a poner en juego todo el esfuerzo que millones de argentinos hicieron; esa es tarea del PRO, y será parte del debate de las próximas semanas”.
Más ruido interno generó la publicación que realizó la vicejefa de Gobierno porteño, Clara Muzzio, contra los dirigentes que rechazaron un acuerdo electoral con LLA. “En el PRO nos esperan cambios muy grandes. Porque, no nos hagamos los distraídos: en los votos también hubo un mensaje para nosotros”, sostuvo el pasado martes.
Luego, planteó una serie de interrogantes: “¿Nos hubiesen votado si íbamos solos? ¿Cuántos lo hubieran hecho? ¿Por qué? El cambio que tenemos que hacer debe responder preguntas difíciles: ¿Qué es el PRO ahora? ¿A quiénes representamos? ¿Qué queremos ser y qué no queremos ser? ¿Somos un PRO que simpatiza con el “murmullo socialista” y toma algunas ideas progresistas de acá y de allá, o somos un verdadero PRO liberal orientado al futuro? Ambas cosas a la vez son irreconciliables“.
La referencia de “murmullo socialista” no es casual. Fue la frase que utilizó a mediados de agosto De Andreis, quizá el dirigente que mejor conoce el pensamiento de Mauricio Macri, para graficar qué tipo de partido piensa el expresidente de ahora en adelante, un “regreso a las raíces liberales”. En aquel momento, el mensaje se leyó como una crítica a dirigentes como, entre otros, Vidal y el exjefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, alejado del partido.
De la discusión sobre el futuro del PRO también habló Silvia Lospennato, la diputada nacional que fue electa legisladora porteña y deberá sumarse a fin de año al bloque de CABA. “Somos conscientes de que no todos los votantes del PRO estaban de acuerdo con la existencia de la alianza”, sostuvo en una actividad virtual organizada por la Fundación Pensar, reservada para militantes.
“El PRO sigue existiendo, no tenemos ninguna vocación de desaparecer. No sentimos que representamos exactamente lo mismo. Sí tenemos una agenda en lo económico en común (…), pero no vamos a claudicar un solo día en las otras cosas que para nosotros son importantes”, argumentó la diputada.
Y completó: “Queremos seguir teniendo una justicia con gente proba, ahí vamos a estar nosotros, ahí va a estar Mauricio, vamos a estar cada uno de los legisladores haciendo nuestros peros, vamos a estar sosteniendo nuestra agenda, vamos a insistir con la ficha limpia, aunque quedemos solos en esa insistencia todo el tiempo que sea necesario”.
Todos estos factores, el posicionamiento del bloque PRO y el acompañamiento a las medidas que envíe el gobierno al Congreso, pondrá en relieve el propio Macri, en el marco del diálogo reabierto con Milei. Antes de la reunión de ayer, el expresidente fue enfático.
“En la Argentina hay mucha gente que apuesta al cuánto peor, mejor. Y yo nunca he apostado a eso. Ahora, ¿qué es lo que va a hacer? Está por saberse. Él es el presidente y tiene que tomar las decisiones. Yo lo vi entendiendo mucho más de lo que muchos creen, pero quiero ver si logra superar los condicionamientos que tiene para poder llevar a cabo una agenda más agresiva de achicamiento del gasto público, de baja de impuestos, de relación con el mundo, de desregulación, de privatización», consideró.



















