“El sector no está bien, se está vendiendo, pero no es masivo. Nuestro cliente no tiene plata, los márgenes no son buenos [en los cultivos]”.
La frase es de Enrique Bertini (h), presidente de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (Cafma). Los costos, la presión impositiva en general y la competencia que plantea la importación -ahora con el ingreso de equipos usados que habilitó el Gobierno- además de la situación en sí de sus clientes, los productores, plantea desafíos a un sector que tiene cientos de pymes en la pampa húmeda.
De acuerdo con la Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (Acara), entre enero y marzo pasado se registraron 1226 unidades vendidas de maquinaria agrícola, un 43,9% más que igual período de 2024. El dato es alentador, aunque muchos aguardan para ver si la tendencia se consolida.
Según un relevamiento de Cafma, mientras la maquinaria agrícola argentina afronta un 33% de presión impositiva, en el caso de Brasil ese nivel se ubica en el 16%. Un 85% de los tractores se importaron en 2024 y en cosechadoras la presencia de las máquinas que corresponden a empresas extranjeras -si bien tienen ensambles o fabrican modelos en el país- trepó al 98%, indicó.
“Absolutamente normal”: el campo vendió más soja y en abril habrían ingresado unos US$2300 millones
“Tuvieron gobiernos de izquierda y de derecha y la política industrial no se cambió, siguieron creciendo”, señaló Bertini en relación con Brasil, donde hay una poderosa industria de maquinaria agrícola.
Hace unas semanas, el Gobierno habilitó la entrada de equipamiento usado y allí incluyó, entre otros sectores, a la maquinaria agrícola. Avanzó sobre el Certificado de Importación de Bienes Usados (CIBU), que en la práctica actuaba como un tapón para el ingreso de esta maquinaria. Para las fábricas nacionales, la medida va a provocar una “pérdida de valor”. Afectará, dijo Bertini, tanto a fábricas como concesionarios. “No va a pasar por ningún control”, indicó el empresario.
En el sector tenían expectativas de que las autoridades introdujeran algún tipo de modificaciones a la medida, pero hay cautela. “El Gobierno no va a cambiar, puede hacer algún cambio, pero no creo que lo haga”, apuntó Bertini.
Esta semana, el ministro de Economía, Luis Caputo, anunció que los productos industriales dejarán de pagar retenciones. Mencionó que el año pasado el valor de las ventas al exterior de estos productos representó US$3804 millones y entre ellos están las agropartes, productos de fundición, maquinaria agrícola, óptica, vidrio, autopartes, maquinaria y equipo, relojería, preparados de sangre u hormonas elaborados por la industria farmacéutica, como tubos, cables e insecticidas, entre otros.
En el caso particular de la maquinaria agrícola, dijeron fuentes del sector a este medio, los equipos terminados no venían pagando retenciones. Hay “partes de máquinas”, en tanto, que tributan un 3,5%, pero es muy específico. Las exportaciones de maquinaria agrícola van de US$100 a 150 millones de dólares, según el año.
Marcela Silvi, de la fábrica de sembradoras Erca, dijo que para el sector es importante mantener los mercados del exterior ya ganados. “Hay que armar todo un know-how, tener todo muy aceitado, todo lo que tiene que ver con repuestos, posventa, puesta en marcha, hay un circo importante”, indicó.
En este marco, Silvi precisó que en materia de apertura de importaciones tendría que haber “un orden lógico de las decisiones”. Comentó: “Se habla de las importaciones de usados, de las importaciones de máquinas nuevas. Y la verdad que yo quiero un país en el que se pueda comprar y vender libremente a cualquier lado y en cualquier parte del mundo. Pero también quiero un orden de las decisiones y lo que se va a ir haciendo tenga que ver con, de alguna manera, decidir contribuir con las pymes en mayor medida en cuanto a la presión impositiva”.
Para la empresaria, hay que “buscarle la vuelta a eso para poder bajar los costos, no solo puertas adentro trabajando muy fuerte para eso, sino también porque hay parte que es nuestra responsabilidad y el mercado hoy cambia completamente”.
“Imagínate que hoy el mercado no va a aceptar un precio que no corresponda, hoy el mercado te va a poner un precio de las cosas, entonces vos a la ineficiencia la vas a tener que ir descartando de tu cadena de valor, de tu empresa, y la presión impositiva es un número importante dentro del costo del producto”, agregó. “Hay que hacer hincapié en que nos acompañen en eso, entonces vamos a ser más competitivos afuera, y vamos a ser más competitivos en nuestro país para la competencia con la que tengamos que lidiar, ya sean multinacionales o lo que sea”.
En este contexto, Carlos Castellani, de Apache, la empresa que el año pasado fue la mayor exportadora de sembradoras del país, además de que invirtió en una nueva planta en Las Parejas (Santa Fe), habló de una competencia que sea “leal”.
“Me gusta la competencia, siempre te hace mejor Una competencia que sea leal en el sentido de que uno cuenta con recursos como son las materias primas, el costo laboral, y que si te encontrás con máquinas que vienen, probablemente de afuera con la mitad de precio en materias primas que componen el 60-70% del costo de tu máquina, y también de un costo laboral o de otras cuestiones, no es una competencia leal”, dijo. Añadió: “Lo leal me parece que vale y nosotros de hecho exportamos a otros países”. Según indicó, “cuando se encuentran esas condiciones habría que aplicar la ley antidumping”.
Si bien, como dijeron en el sector, la maquinaria terminada no venía pagando retenciones, en la actividad hay expectativas para que los derechos de exportación en general dejen de ser una carga. “Este festejo será pleno cuando se eliminen todos los derechos de exportación y que con mayor poder adquisitivo los productores agropecuarios puedan tener libre acceso a la mejor tecnología, ojalá de origen nacional, lo que será un indicio de que podemos competir en las grandes ligas como se viene haciendo desde hace mucho tiempo”, expresó Eduardo Borri, presidente de Metalfor.