El conflicto por la reapertura o el cierre de La Salada sumó una nueva página en su historial. Los feriantes armaron una feria a cielo abierto, en la localidad bonaerense de Lomas de Zamora, luego de que la policía allanara el predio ferial en busca de mercadería trucha e ilegal.
La mañana en dicho partido bonaerense amaneció tan fresca que obligó el uso de cualquier tipo de abrigo para quienes salieran a la calle. Frente a un paseo de compras, apostados en la calle Tilcara –que divide Punta Mogotes de la Feria Urkupiña, también cerradas al público-, desde muy temprano los vendedores improvisaron una feria a cielo abierto. Y con el pedido de poder trabajar como consigna.
Como si se tratara de una jornada normal, por la calle lomense desfilaron varios carreros, encargados de suministrar de mercadería a los puestos de venta. También pasearon de punta a punta los carros que vendían café y alimentos, tan necesarios en este otoño próximo a terminarse. Y que da paso al invierno.
Asentados en la vereda, con percha en mano, se vendieron todo tipo de ropa como pantalones, remeras, camperas, camperones, poleras, ropa para niño, zapatillas y mucho más. “Estamos tratando de sobrevivir. No intentamos estar en contra de la ley y si tiene que actuar, debe hacerlo acorde a los pases procesales. Pero hay mucha gente que depende de este trabajo”, declaró un vendedor a C5N, mientras sostenía varias perchas con suéteres con una sola mano . Y aclaró que no falsifican marcas, sino que comercializan sus propios productos, que están hecho a base de “sacrificio y trabajo”.
Las declaraciones surgieron luego del allanamiento que realizó anoche la Policía Federal Argentina, que ingresó a La Salada para retirar toda la mercadería referida a marcas falsificadas; y previo a la reapertura acordada en los últimos días. La medida fue dictada por la Justicia y los uniformados no permitieron el ingreso de los puesteros, que estaban en plena vigilia en las afueras del lugar; y con temor a que se lleven también la ropa que se produce y vende directo de fábrica.
“No pedimos ningún subsidio o ayuda del gobierno, siempre lo hicimos a pulmón y trabajando. Desde el día que vinimos, nuestros hijos vinieron a trabajar y a esforzarse y dar todo por lo que hoy en día es La Salada. Y yo no me siento extranjero porque hace 38 años que estoy en el país. Tengo hijos y nietos argentinos, nosotros le dimos la vida y amamos a este país, el boliviano solo pide trabajo”, enfatizó.
Según las palabras de aquellos que se animaron a expresarse frente al micrófono, algunos vendieron más, otros menos. Sin embargo, todos enfrentaron el día con la necesidad de generar dinero, ya que el predio ferial está clausurado desde el 22 de mayo, con motivo de la investigación y el posterior arresto de Jorge Castillo, conocido también como “el Rey de La Salada”. Los motivos fueron lavado de dinero y evasión.
Además, otra excusa es la cercanía de un gran día de ventas, como es el Día del Padre, fechado para el próximo domingo 15 de junio. “Estamos paralizados. Tenemos que vender para el Día del Padre, nos quedamos plantados. Nos dijeron que van a abrir la semana que entra, pero no se sabe y así nos perdemos igual el Día del Padre. Tenemos la mercadería acumulada y tenemos que darnos forma de vender”, afirmó una vendedora de jeans, mientras el tráfico de gente continuaba su marcha sin parar.
Por otro lado, una mujer que vendía camperas subrayó la necesidad de “sobrevivir a todo” de trabajar. Respecto al operativo de anoche, denunció: “Estaban rompiendo los puestos de Punta Mogotes y empezaron a sacar lo mucho o poquito que teníamos y nos dejan en la nada. Dicen que se llevaron todo, pero hasta ahora no sabemos”.
Este no fue el único cruce entre los feriantes y las fuerzas de seguridad. Hace exactamente una semana, puesteros cortaron el Puente La Noria a modo de protesta por más de cinco horas. Y que, pasadas las 9, tuvo su punto de máxima tensión cuando, tras un entredicho, los manifestantes volvieron a cortar y se enfrentaron con la policía, que dio la orden de avanzar y liberar completamente el tránsito.
Mientras los feriantes aguardan por la reapertura de sus puestos de trabajo, la justicia continua con su investigación. Todo en un cruce que, parece, está lejos de terminar en el corto plazo.
