A 45 años de un inédito walkover que le permitió a Guillermo Vilas avanzar en Roland Garros y generó polémica

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Guillermo Vilas protagonizó una historia poco frecuente en Roland Garros

Entre las historias que guarda Roland Garros relacionada con los argentinos hay una que es muy recordada, también, por los españoles. No es una historia común ni algo del que se registren antecedentes documentados en el circuito de tenis y menos durante el profesionalismo.

Ocurrió hace exactamente 45 años. Guillermo Vilas era una de las figuras más atractivas de la generación dorada del tenis mundial. Llegaba a París después de alcanzar tres finales consecutivas, Montecarlo, Hamburgo y Roma, en las que había conquistado el título italiano, además de otro torneo por equipos, la Copa de las Naciones, en Dusseldorf.

Roland Garros era su Grand Slam favorito, del que ya había sido vencedor, finalista y gran animador en los últimos cinco años. En esa temporada de 1980 ocupaba el cuarto puesto del ranking mundial y no iba a ser diferente a las anteriores. Acumulaba tres victorias dejando pocos games en el camino sobre jugadores como el uruguayo José Luis Damiani, uno de sus inspiradores, el brasileño Thomaz Koch, y el británico Buster Mottram.

El lunes 2 de junio comenzaba la segunda semana del cuadro masculino y, por los octavos de final, Guillermo debía enfrentar al español Manolo Orantes. Ion Tiriac, entrenador y manager del marplatense, ingresó a la ahora desaparecida Cancha 1, denominada Plaza de Toros por su forma circular, y dejó el bolso junto a las raquetas del tenista argentino en el banco correspondiente y se retiró, pero el zurdo de Mar del Plata nunca apareció en la cancha. Luego de 15 minutos de espera, de acuerdo a lo establecido recientemente en el reglamento, el supervisor Dick Robertson dio por concluida la espera y el ibérico se retiró de la cancha convencido de que había ganado el match, por no presentación del rival, lo que en el tenis se le denomina walkover. Y aquí nacería una de las historias raras del deporte blanco y una de las grandes controversias del tenis.

Vilas no había pasado una buena noche debido a una afección orgánica, atribuida a una dolencia estomacal, y que aún lo mantenía en su habitación, por lo que Ion Tiriac se apresuró a comunicarle a Christian Duxin, director del certamen de Roland Garros, y, posteriormente, le solicitó al árbitro del torneo Jacques Dorfmann que postergaran el match para el día siguiente. Un primer punto a conseguir, difícil de encontrar en los antecedentes del tenis, pero se intentó la jugada y sólo se consiguió darle apenas unos minutos: “Vilas debe estar listo a las 15:30”. El horario original era el de las 15:00 o a continuación del match Corrado Barazzutti-Peter McNamara.

El español Manuel Orantes

Orantes ya se sentía uno de los ocho jugadores en cuartos de final, pero hasta el momento en que Guillermo no se presentó, según el tenista español, nadie se había acercado a comunicarle el estado de salud de Vilas, ni del cambio de horario, ni siquiera Tiriac, con quien se había cruzado en un par de ocasiones antes del horario del partido.

Fue entonces cuando apareció la figura de Philippe Chatrier, dirigente francés de gran relevancia en el desarrollo del tenis mundial y que hoy le da su nombre al estadio más importante del Abierto de Francia. Se acercó a Orantes para pedirle que aceptara jugar el match con Vilas al día siguiente, por la afección que sufría el marplatense. La discusión avanzó y el dirigente francés demostró su enojo y poder diciéndole a Orantes que lo que dijera el supervisor de la Asociación de jugadores no importaba, porque quien tomaba las decisiones allí era él.

De inmediato, el director del torneo, Duxin, convocó a Conferencia de Prensa, que incluyó a Orantes, y se comunicó que el partido se disputaría el martes, alegando que hubo errores en la comunicación a los jugadores, en especial al tenista español. “Pero no podemos descalificar a nadie”, sostuvo el director, sentado firme y respaldado por Chatrier. Para justificar la decisión, se hicieron responsables de las omisiones y sostuvieron que a Orantes no se le había informado que el partido sería a las 15:30 horas, mientras que a Guillermo no le comunicaron que debía estar listo a las 15:10.

Por su parte, el tenista español, dijo que él no discutía las reglas, pero que las reglas estaban para cumplirse. “Jugaré si me demuestran que estoy en un error”, comentó como decisión final. Y comenzó una lucha de poderes. De un lado, la Federación Francesa de Tenis (FFT) con uno de los dirigentes líderes a nivel mundial como era Chatrier y, por el otro, Orantes, que buscaba alianza y apoyo entre el resto de los jugadores, encabezados por el ex tenista Butch Buchholz, ya que no consiguió que el presidente de la Federación española, Pablo Llorens, lo respaldara.

Los jugadores llegaron a hablar de un boicot al torneo, algunos aseguraban que Harold Solomon no se presentaría si no le daban el match por ganado a Manolo. Jimmy Connors decía irónicamente que él tenía entendido que “un jugador era descalificado si no se presentaba dentro de los 15 minutos reglamentarios”.

El martes 3 de junio por la mañana, Orantes sostuvo lo dicho el día anterior y anunció que no jugaría el partido, que había sido reprogramado en la misma Cancha 1, pero a las 13:15. A esa hora ingresó Vilas a la llamada Plaza de Toros y ante la ausencia, esta vez del español, Dorfmann y el juez de silla del match Jean Pierre Wiart le dieron walkover a Orantes y la victoria a Guillermo Vilas, quien pasaba a cuartos de final de Roland Garros.

La historia no terminó allí, ya que Manolo Orantes volvió a hablar con la prensa y comunicó que haría una querella contra la Federación Francesa, por los acontecimientos de público conocimiento que lo habían afectado.

Una nueva reunión de Philippe Chatrier y Butch Buchholz echaba por tierra el posible boicot y ponía fin a las discusiones. El 4 de junio, Guillermo, aún con molestias, se presentaba frente a Solomon buscando las semifinales, pero caía en cuatro sets, después de haber ganado el primero.

Después de algunos estudios, el 13 de junio Guillermo Vilas, acompañado de su novia de entonces, Gabriela Blondeau, fue operado de apendicitis en una clínica de París, intervención que se llevó a cabo sin complicaciones.

Meses después, Manolo Orantes le ganó la querella a la FFT. La Justicia le dio la razón y le asignó unos pocos miles de dólares.