El proyecto que busca armar un circuito turístico en el Abasto: foco en la casa de Carlos Gardel y el espíritu tanguero

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El frente de la casa en los años de Gardel y en la actualidad, convertida en museo (Fundación Internacional Carlos Gardel)

La ecuación que une a Buenos Aires, el tango, Gardel y el barrio del Abasto es inmejorable. En esas calles se vivieron momentos únicos que conforman la memoria tanguera de la ciudad. Hay un antes y un después de Carlos Gardel”, asegura Walter Santoro, presidente de la Fundación Internacional Carlos Gardel, e impulsor de una de las iniciativas más ambiciosas vinculadas al patrimonio cultural de Buenos Aires.

Santoro busca transformar al barrio del Abasto en un polo turístico de relevancia internacional, con eje en la figura de Carlos Gardel y el tango. “Ningún otro artista ha calado tan hondo en la imagen del ser argentino. Su presencia persiste, incluso en quienes desconocen su historia y su aporte a la cultura nacional. Por eso, decidimos impulsar un proyecto que devuelva al Abasto todo su esplendor”, asegura sobre la idea.

Salvando las distancias, el resultado final de la idea puede verse reflejada en lo que ocurrió en la ciudad inglesa de Liverpool, reconvertida en un atractivo turístico en torno a la figura de los Beatles: sería replicar un modelo similar en el corazón porteño. Para lograrlo, diseñó un proyecto integral que, en su primera etapa, contempla la restauración de la Casa Museo de la calle Jean Jaurès 735 y la recuperación del histórico edificio conocido como El Chanta Cuatro, escenario de los primeros pasos del Zorzal Criollo.

El tango representa a Buenos Aires y tiene su eje central en este barrio. En pocas cuadras conviven la Casa Museo Carlos Gardel, la esquina en la que debutó como artista y el Shopping del Abasto, uno de los centros comerciales más importantes de la ciudad”, resume Santoro.

El antes y después del espacio donde Gardel solía hacer ejercicios (Fundación Internacional Carlos Gardel)

El proyecto

Junto a un grupo de empresarios y con el apoyo de instituciones culturales, se pensó en el desarrollo del Circuito Turístico Abasto, que implica la puesta en valor de la casa en la que vivió Gardel con Bertha, su madre.

“Esa puesta en valor implica la restauración integral de la casa, con mobiliario y objetos originales que hoy están bajo custodia de la fundación», explica Santoro. Cuando murió Bertha, en 1943, su albacea Armando Defino embaló todas las pertenencias y las trasladó a una casa de veraneo de la familia Cortada de Fortuny, en Río Ceballos, Córdoba. Allí permanecieron guardadas durante 65 años. “En 2009 logramos recuperar desde la cama donde dormía Gardel hasta objetos personales de gran valor. Es la colección más importante que se conserva del artista”, asegura Santoro.

Pese al paso de los años y las distintas modificaciones realizadas en la casa (por roturas, maltratos y reformas casi totales del interior), la casa puede volver a reconstruirse tal como era en los años 30.

Arriba: el plano original de la casa. Abajo: el plano del actual Museo (Fundación Internacional Carlos Gardel)

“Tenemos fotos, planos y todos los elementos necesarios para hacerlo. La idea es recrear la vivienda tal como era cuando Gardel vivía con su madre, sumando tecnología holográfica que permita al visitante ver al artista deambular por su habitación», dice Santoro mientras imagina la idea plasmada.

Además de la casa —única propiedad que compró Gardel— el proyecto incluye la recuperación del “Chanta Cuatro” y hacer de él “un espacio escenográfico, museográfico, moderno y glamoroso con una identidad tanguera fuerte, acompañado por el primer museo temático del tango en el mundo, con una estructura similar a un Hard Rock Café o Planet Hollywood, pero con una identidad cultural rioplatense», amplía.

A ello se le suma la propuesta de extender la idea a los vecinos y comerciantes de la zona, como a las instituciones barriales. “Queremos invitarlos a escenografiar sus locales y calles con identidad gardeliana, para generar en la comunidad del Abasto un sentido de pertenencia”, subraya Santoro.

En ese sentido, propone mejoras en las veredas, fachadas, limpieza y puesta en valor del entorno, y la creación de una página web del Abasto, en el cual se podrá encontrar la oferta cultural integral del barrio.

Una postal del barrio del Abasto (Fundación Internacional Carlos Gardel)

“Este emprendimiento —asegura— busca recuperar instituciones históricas y generar un nuevo polo cultural, complementando las ofertas actuales. Además, potenciará el mercado interno e internacional mediante las industrias culturales, atrayendo turismo global y posicionando al tango y su historia como atractivo internacional», explica.

Lograrlo, no requiere del financiamiento del Gobierno de la Ciudad. “No necesitamos financiamiento estatal. La inversión es completamente privada. Nuestro objetivo es reconstruir la casa y ceder su gestión al Gobierno porteño, como hasta ahora», remarca. En ese sentido, explica que la Fundación gardeliana “no busca rédito económico”.

“Nuestra misión es preservar el legado de Gardel y generar un nuevo polo turístico sustentable. Hemos presentado la propuesta al Gobierno de la Ciudad, aunque aún no ha demostrado interés en el proyecto, tal como lo esperábamos, siendo que representa la historia del artista más importante de la historia del tango y la cultura porteña”, lamenta Santoro.

Carlos Gardel junto a sus pertenencias en la casa del barrio del Abasto. Fue tal el amor que tuvo por la vivienda que grabó la dirección en una pulsera que llevó hasta el momento de su muerte (Archivo Museo Casa Carlos Gardel)

La casa que se convirtió en el refugio de Gardel y su madre

Jean Jaurès 735. Esa era la inscripción grabada en la pulsera que llevaba el cantor de Buenos Aires y era, nada menos, que la dirección de la casa que le había comprado a su madre, Berta Gardès, en el Abasto. Allí compartieron sus días desde 1927 hasta el 7 de noviembre de 1933, cuando El Zorzal partió con destino a la gira de la que no regresó. Cuando sus restos calcinados —murió luego de que la avioneta en la que viajaba chocara con otra en el aeropuerto de Medellín, Colombia— se confundían con los demás, la dirección de la casona sirvió para identificar su cuerpo. Eso demuestra el significado de esa casa para el cantor.

“Podemos recordar cientos de historias que hoy existen sobre el paso de Gardel por el Abasto, sus amigos, compañeros y gente del barrio que lo recuerdan. Por eso, sabemos que la puesta en valor de la casa nos acerca a la intimidad de Gardel, a lo cotidiano, a todas aquellas cosas simples que tanto disfrutaba”, remarca Santoro, estudioso de la vida del cantor porteño.

“A mí dejame de historias… —afirmó Gardel en un reportaje— Cuando vivo en Buenos Aires lo hago en casa de mi viejita. Todo el oro del mundo no puede hacerte cuidar como la viejita… Mi madre, che, todas las tardes, me despierta con un mate… Te regalo los grandes hoteles al lado de eso”.

Berta juega con Blanquito, el perro con el que compartió sus años en la casa del Abasto. (Archivo Museo Casa Carlos Gardel)

Santoro recita una frase de Gardel en la que define y remarca la importancia de esa casa. Y cuenta que Defino recordaba: Carlos no dejó de dormir en su casa ni una sola noche. Fuera la hora que fuere, después de su última ronda, regresaba a la casa materna. Yo calculaba la hora en que se levantaba, alrededor de las 12:30, e invariablemente lo sorprendía sentado en la cama con su viejita al lado, contándole las peripecias del día entre mate y mate, que cariñosamente le cebaba doña Berta. Cumplido este ritual, reían, entre chiste y chiste, como dos chiquillos…”.

En una entrevista realizada por la revista La Canción Moderna, el mismísimo Defino describió el cuarto de Gardel: “Una pequeña cama de bronce, una toilette, una mesa de luz”. La habitación de Gardel daba al patio de la casa, en donde hacía sus ejercicios por las mañanas, ensayaba con sus guitarristas y jugaba con una pelota de trapo con Blanquito, su perro Fox Terrier.

“Este año, 2025, parece ser el momento oportuno para que Gardel regrese a su barrio con todo el esplendor de su historia. Por eso, desde el sector privado impulsamos la creación de un nuevo Museo Carlos Gardel, con la mayor colección gardeliana jamás exhibida, para preservar y proyectar su legado como símbolo del alma popular. Carlos Gardel canta cada día un poco mejor y Buenos Aires tiene el deber de hacerlo oír“, finaliza Santoro.

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