El arte contemporáneo, a veces, parece estar ahí solo para quienes saben. Como si se escondiera y para llegar el necesitáramos de algún padrinazgo o clave secreta. Es una paradoja un poco cruel que obras vibrantes que se crearon para ser vistas, tocadas y pensadas terminen circulando en espacios poco accesibles.
Hay una cualidad particular de los artistas, un don que les permite identificar el potencial en espacios en los que otros no ven nada. Ejemplo perfecto es el pequeño circuito de aperturas que se fue gestando alrededor de Plaza San Martín, en Retiro, y San Telmo que hoy comparto con ustedes.
El artista no solo produce obra sino que ocupa; se instala en los intersticios de la ciudad y —con una terquedad luminosa— abre lugar, resignifica espacios.
Central Affaire
Central Affair es quizás el caso más claro. Frente a la plaza, sobre el naciente de la mítica peatonal Florida, trece galerías en alianza transformaron locales cerrados de Galerías Larreta en un recorrido de diversas opciones en un solo lugar.
Donde alguna vez se vendieron trajes y marroquinería, ahora se puede pasear entre obras que parecen observar desde sus vitrinas redimidas.
Las galerías que son parte del circuito, suelen organizar aperturas en simultaneo, performances y actividad en lo que hoy es una gran excusa para volver a la calle Florida.
Recorriendo sus galerías, encontré algunos artistas que vale la pena tener en el radar.
Daiana Martinello en Tierra
Mirar las obras de esta artista cordobesa exige agudizar la vista, entrecerrar los párpados y acercarse, como quien espía por una rendija. ¿Estamos frente a una fotografía, una superficie espejada, o es simplemente —y no tan simplemente— pintura?
Daiana encuentra en los ángulos más discretos, en esos rincones que el ojo suele pasar por alto, un universo íntimo y poético.
Para Martinello, la luz es coautora de su obra: es una presencia imprescindible. Es la luz -dice- la que dialoga con la arquitectura y con los materiales más cotidianos en las imágenes que ella pinta con un sentimiento casi devocional.
Encontré su obra en Tierra Arte Contemporáneo, aunque también pueden verse en LUOGO Galería, en Rafaela, Santa Fe. Sus pinturas parten de los 600 dólares en formatos pequeños hasta los 5000 en las más grandes.
Martín Magliano en Galería Koru
Hay algo en la forma en que Martín Magliano se relaciona con mares y océanos que le da un tinte inconfundible, casi íntimo.
No suelo inclinarme por la fotografía, y sin embargo fue un faro —literal— el que me convocó desde la vidriera. Alto, solitario, imponente. Me sentí llamada como un capitán en altamar.
Es de esas obras que tendría en casa, no para mirarla de paso sino para sentarme frente a ella y perderme buscando detalles ocultos e imaginando historias de tormentas y naufragios.
Sus fotos se pueden ver en la Galeria Koru de Central Affaire. Los precios van de los 600 a 1500 dólares.
Laura Saint Agne en Tiempo Galería
Hay algo en la obra de Laura Saint Agne que pide ser tocado. Sus piezas tienen la textura de lo encontrado, lo erosionado, como si la piedra hablara del tiempo.
Entre geometrías y silencios, sus piezas trazan territorios —reales o imaginarios— donde la ausencia no es vacío, sino una forma de presencia muda. Lo plano se pliega, se vuelve cuerpo. Una geometría que no impone, sino que sugiere: algo está por suceder, aunque todo parezca quieto.
Próxima a inaugurar su muestra en Tiempo Galería, en Central Affaire, sus obras rondan los 500 dólares, dependiendo del formato.
Barrakesch
El edificio que alguna vez albergó a los seminaristas de la Basílica del Santísimo Sacramento es el escenario impensado en el que late el nuevo Centro Cultural Barrakesh.
Lo que fue un espacio dedicado al culto hoy nos presenta un altar de psicodelia, arte cinético y poesía tecnológica.
Todo eso (y más) se concentra en la muestra Habitar la Máquina, de la reconocida artista Mariana Villafañe, que actualmente se exhibe en el Centro Cultural en Retiro.
Dueña de una carrera y recorrido artístico indiscutible, en la muestra se pueden encontrar obras que parten de los 8000 a 14 000 dólares.
Moria Galería
A pocas cuadras de Retiro, en el barrio de San Telmo, al interior de un edificio de estilo nos encontramos con Moria Galería. Basta entrar al segundo piso para toparse con la obra del artista Santiago Paredes y sus pinturas que poetizan lo cotidiano.
Autodidacta y alquimista de la colorimetría, Paredes logra una fórmula perfecta entre vibración eléctrica y calma. Hay muchas formas de encontrar belleza en imágenes ordinarias, hay que aprender a mirar. Entrar en una de sus obras es sumergirse en un plano cinematográfico: ver la la escena que su mente compone a partir de rincones, floreros y memorias, propias o soñadas.
Las obras originales parten de los 1500 dólares en el caso de las de formato chico, hasta los 4500 las de gran formato, aunque se consiguen serigrafías y prints en precios que arrancan en los 100 dólares.